Una
noche, cual vulgares ladrones, se filtraron en una de las navecillas. Una vez
estuvieron en el interior, ambos se vieron invadidos por un profundo sentimiento de culpa pero
ya estaban allí y no había razón alguna para abortar su propósito.
EIV era
la de la iniciativa absoluta y por tanto, fue ella quien tomó posesión del
asiento de mando de la nave.
Tal como
debía suceder, por defecto aparecieron las cánulas y electrodos que se
conectaron a su cuerpo ¡Fue el umbral de la fatalidad! Por cada uno de los
conductos comenzó el suministro de hormonas que la nave juzgó deficientes en el
organismo de EIV. Adrenalina y hormonas estimulantes de la sexualidad
invadieron el torrente sanguíneo. EIV se sentía rara, algo le estaba
sucediendo, sus latidos se aceleraron y un bochorno desconocido hasta ese
momento irrumpió en su esencia. Se asustó y de un salto abandonó el sillón
liberándose violentamente de las cánulas y electrodos…demasiado tarde…ya tenía
en sus arterias suficiente caudal hormonal para convertirse en una hembra en el
más amplio sentido de la palabra.
Los
ruidos alertaron a los científicos, que raudos salieron a ver qué estaba
sucediendo. El caos se impuso esa noche. Gritos, luces de linternas y
reflectores dieron lugar al desconcierto.
El miedo
e instinto de protegerse y salvaguardar a su compañera, emitieron un inmediato
dictado al cerebro de ADEN… ¡Huir! Recordó las escotillas por donde solía ver a
los Dioses sentándose en ese sillón y a continuación, las naves emprendiendo
vuelo.
ADEN, sin
medir consecuencias, ocupó la butaca y nuevamente aparecieron las cánulas y
electrodos que se ensamblaron a su cabeza, brazos, piernas y tórax. Tal como le ocurrió a EIV, las
cánulas bombearon hacia el interior de su organismo, las hormonas, aunque por el prolongado tiempo
de exposición, en mayor volumen, por lo cual su propensión sexual sería mayor que la de la
hembra.
Gracias a
su instinto de conservación, consiguió que la navecilla se elevara en busca de
la ruta de acceso al exterior. En pocos segundos ADEN y EIV estaban a bordo de
la nave recorriendo en
veloz huida el ducto de salida del refugio. En pocos segundos se hallaban surcando
los cielos.
Ambos
estaban aturdidos. Las hormonas recientemente inoculadas, se manifestaban
procurándoles una turbación desconocida hasta el momento. Por primera vez
reparaban en su desnudez, por primera vez se percibían como hembra y macho.
ADEN miraba pasmado a EIV. Su humanidad quedó expuesta en la erección lógica de
su virilidad. La visión de ello, entusiasmó instintivamente a EIV, quien fue acercándose,
anhelosa, para sentarse sobre las piernas de ADEN. La cópula fue intensa.
Mientras ADEN continuaba recibiendo el flujo de hormonas a través de las
cánulas y los electrodos, el placer era indescriptible. Él poseía la
efervescencia y EIV, el poder de aprovecharse de ese estado de exaltación para
someter al macho que no podía pensar en
otra cosa que doblegarse ante los
caprichos de ella. Ambos, cada uno a su modo, se sentían Dioses.
Desde los
laboratorios, en la gran bóveda subterránea, los cuatro científicos,
desesperados, se limitaban a monitorear por medio de una gran pantalla de
circuito cerrado, lo que estaba ocurriendo en la nave secuestrada.
De
pronto, ante los ojos de ADEN y EIV apareció una gran masa flotante,
resplandeciente, cubierta de antenas y aberturas multicolores. Si bien jamás
habían visto a los IMPLACABLES, a secas habían escuchado a los Dioses hablar de
ellos. La intuición, combinada con su
incipiente inteligencia, les hizo comprender que se trataba de ellos. La única
opción racional era escabullirse, alejarse y buscar refugio al amparo de sus creadores.
A toda
velocidad, alcanzaron la entrada de la bóveda subterránea. Ingresaron
provocando colisiones, roces y estragos, rematando con un aterrizaje forzoso y
accidentado. Abrieron la escotilla y bajaron chillando y dando brincos, presas
de un descontrol emocional extremo.
Los
Dioses que ya estaban al tanto de todo lo ocurrido, los capturaron y se
dispusieron a darles un
escarmiento.
-¡Malditos
peludos! Por su culpa LOS IMPLACABLES saben que estamos aquí-
-¡Matémoslos!-
propuso uno- ¡Estamos perdidos pero ellos merecen morir antes que nosotros!
En aquel
momento habló TEO con esa autoridad que le confería ser el líder, el que
gobernó la nave cuando huyeron de los confines del universo, el que resolvió cómo y dónde vivir y de qué modo diseñar
el mundo que había
creado para albergarlos:
-No
podemos matar a nuestra creación, son nuestros hijos. Expulsarlos del paraíso
es todo lo que podemos hacer; desterrarlos de nuestra esfera, arrojarlos al
exterior y que sea la naturaleza la que decrete su suerte. Arrojémoslos muy lejos y Tapiemos
la entrada de manera tal que jamás recuerden donde estamos y nunca puedan
ubicarnos. Nosotros seguiremos viviendo aquí pues aquí no podrán
hallarnos LOS IMPLACABLES. Desde aquí seguiremos siendo los Dioses de este
mundo, nuestro mundo…
La
sentencia de TEO se concretó sin demora. ADEN y EIV fueros desterrados y
abandonados a su suerte y libre albedrio, portando como única arma, su
inteligencia. Nunca más
sabrían nada del paraíso del que fueron arrojados.
Abandonados a su suerte idearon cubrir
su desnudez con las pieles de animales que aprendieron a cazar, vagaron por el
mundo, se hicieron
diestros en el uso de palos y piedras como armas y herramientas; se dedicaron a
la recolección de frutos y granos obteniendo así una gran variedad de comestibles
para ampliar su dieta; lidiaron con las otras especies y fueron víctimas de
enfermedades... se llenaron de hijos, envejecieron y finalmente murieron.
Sus hijos
procrearon más hijos hasta que su prole se convirtió en la especie dominante de
la superficie del nuevo mundo.
Esta bueno
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarInteresante capítulo muestra como se repite la historia .esperando el próximo capítulo
ResponderEliminarMuchas gracias. Ojalá puedas mirar y leer los demás capítulos.
EliminarCOMO SIEMPRE ORIGINALES LETRAS Y ORIGINALES DISEÑOS.
ResponderEliminarMuchas graccias por tu visita.
Eliminar¡Genial, como siempre, Oswaldo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarOswaldo, ¡Cómo recuerdo que tu blog fue de los primeros que conocí!
ResponderEliminarTu estilo único, inconfundible, tanto en la narración como en las imágenes.
Tienes una imaginación fuera de serie.
Muchos saludos !
Siempre bienvenida querida amiga. Gracias por tu visita.
EliminarESTA REPULENTA¡¡,analogico de lo que conocemos ''religiosa'' y academicamente, pero narrrado desde una impronta tan apasionante y posiblemente mas creible de otras mitificaciones. UN SALUDO MI HERMANO DEL ALMA, ,por fin puedo escribir, pero no tenioa el control de esta maquiina.
ResponderEliminarDebiste colocar tu nombre al comoenzo o al final de tu comentario para identificarte...Igual hermano, gracias por tu gentil visita.
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