Los siete
puntos iniciales
que venían tras los fugitivos iban creciendo y tomando formas cada vez más definidas. Podían distinguirse
nítidamente los alerones de cada uno, al igual que sus puntiagudas narices
apuntando su objetivo cual dardos que amenazan con atravesar la musculatura de
la razón y las vísceras del alma.
La mujer,
absolutamente fuera de control,
no cesaba de
chillar mientras se revolcaba en un rincón. Los otros dos, afirmados a las
paredes de la nave, permanecían atónitos, con los rostros desencajados,
mirando la nada con las pupilas dilatadas
desmesuradamente. Es posible que cada uno, en silencio, estuviera expiando
arrepentimientos, elevando oraciones a quién sabe qué fuerza divina. Sólo TEO
mantenía una pizca de cordura mientras luchaba en el intento por mantener el
rumbo de la nave sin estrellarse contra alguno de los planetoides, asteroides y
formaciones pétreas o metálicas que vagaban por la gran bóveda del universo.
El pánico
había alcanzado los picos límites soportables cuando el más joven de los
científicos lanzó un alarido:
- ¡Los Implacables
se detuvieron!-
-¡¿Qué
pasa?!-preguntó TEO en un grito desesperado pues estaba imposibilitado de mirar
hacia atrás, hacerlo sería exponerlos a estrellarse contra cualquier cuerpo
celeste errabundo.
-¡Díganme
qué pasa allá atrás!-volvió a reclamar ante la falta de respuestas.
Los tres
tripulantes restantes observaban por las escotillas constatando con gran
alivio que Los Implacables habían abandonado la persecución. Hay tiempo para
tragar saliva, menguar la dureza de los rictus y aspirar largas bocanadas de
aire. Los corazones aquietaron sus latidos impidiendo el desbocamiento… casi,
casi, se comenzaba a tocar un clima de calma.
En ese
preciso instante repararon en el silencio de TEO “¿Por qué dejó de interrogar a
los gritos? ¿Por qué su repentino mutismo?” Su mudez era densa y pesaba.
La
pequeña nave se estremeció de un modo violento.
Repentinamente una magna
turbulencia azotó friccionando la parte externa del vehículo, lo cual termino bloqueando
la capacidad de las mentes de los fugitivos que no atinaban a pensar en otra cosa que no fuera
aguardar la inminencia de una
explosión, bien de sus cerebros, o bien de la misma nave que les cobijaba.
Efectivamente,
TEO había sufrido la espontánea pérdida del habla. Tenía los labios separados
pero los dientes apretados, los ojos desorbitados, las manos y los pies
crispados, la espalda, cuello y nuca, adheridos a presión contra el respaldar
del sillón de mando. Afortunadamente, su mente aún conservaba la lucidez suficiente para proseguir
emitiendo órdenes telepáticas a la nave.
Los otros
tripulantes habían caído al piso y se revolcaban en él como gusanos sobre un
sartén caliente, tomándose la cabeza con las manos, tapándose los oídos en el
vano intento de protegerse del chirrido ensordecedor que ocasionaba el roce de
la nave contra la turbulencia. Sólo TEO poseía lectura visual de lo que ocurría
y lo enfrentaba desde la estoica convicción de quien se sabe solo y pertinente
ante una lucha circunstancial en pro del grupo que lo requería como “Solucionador”.
Los
Implacables se detuvieron pues a tiempo advirtieron que delante de ellos había
un agujero negro, gigantesco hueco de naturaleza anti-material con capacidad de
atraer y devorar cualquier elemento que osara acercarse a su llamamiento
succionador, oportunidad que no tuvo TEO, quien en la loca huida no pudo
contrarrestar la inercia de la nave llevándola directamente a las fauces del
agujero devorador de materia. Ya no había tiempo para auto-culparse de nada,
simplemente ignorar la sensatez y a cambio, hurgar entre los dictados que
brindan los reflejos. -La vida nos consiente agobiarnos, y caer en la
desesperación pero de ninguna manera permanecer quietos ante las adversidades
pues será en ese preciso instante que la ley de la selección natural nos
señalará como no aptos y nos eliminará por ser incompetentes para continuar en
esta brega-.
Por
cuánto tiempo se prolongaría esta torturante situación era imposible de
calcular. Cuando las emociones son expuestas a situaciones extremas todo se
percibe a eternidad. Finalmente hasta la misma muerte, intuyo, debe concluir en
paz… y esto también concluyó. Había sido lo más semejante a un alumbramiento:
Trauma, dolor, pánico y luego, el demencial sosiego de la incertidumbre, pero
sosiego al fin.
La
dramática experiencia había culminado. El contexto viró la situación hacia la calma. Ante los
fugitivos se presentaba, en contraste a lo recién acontecido, un ambiente tranquilo.
Allí refulgían tonos que variaban entre el celeste y un turquesa tenue. Debajo de la navecilla se
alcanzaba a ver una gran esfera flotante cubierta casi en su totalidad por agua
y algún que otro aislado
trozo de masa continental, pero resultaba atractivo. La quietud seducía y TEO
decidió aterrizar.
No hubo palabra alguna, sólo
miradas desconcertadas, mentes conmocionadas y cuerpos que se movían por
inercia. Así descendieron
de la nave. El aire era irrespirable dada la inexistencia de oxígeno, un
detalle momentáneo con
factibilidad de ser salvado, ya que los cuatro estaban dotados de trajes
inteligentes que al instante les proveyeron de elementos para gozar de un hálito fluido.
-Creo que
este es un buen lugar para ocultarnos de Los Implacables. Viviremos de manera
subterránea pero debemos apresurarnos, es preciso que desaparezca todo rastro
de nuestra presencia aquí- Fueron los primeros dictámenes de TEO.
De
inmediato y valiéndose de rayos láser más otras sofisticadas herramientas de
desintegración, se
dedicaron afanosamente a cavar galerías de acceso hacia el subsuelo.
Tras
arduos meses de duro trabajo lograron dar forma a una extensa bóveda
subterránea de varios kilómetros de extensión, dotándola de luz, temperatura
y abastecimiento de oxígeno de manera artificial. Elementos necesarios que
les permitirían vivir cómodamente, proveerse de alimentos de lo que sembraran y
cosecharan, utilizando las diversas semillas que habían traído para tal fin.
Concluida esta fracción de su obra, camuflaron celosamente la vía de acceso a
lo que sería su escondrijo y amparo. Siempre estaría latente sobre sus cabezas la amenaza de ser hallados
por sus perseguidores, una psicosis de la que jamás podrían liberarse mientras
tuvieran vida. Más, momentáneamente, estaban seguros… Y la vida hay que vivirla
día a día, mientras es posible.
Que interesante llegar a refugiarse que estarán pensando hacer me ha quedado intrigado leeré el próximo capítulo gracias amigo.
ResponderEliminarLos link de los demás capítulos están aquí a la derecha. Gracias por tu visita.
EliminarGRACIAS A TI MAESTRO Y LIBRE PENSADOR X LA INFORMACIÓN Y ESTE ESCRITO
EliminarUn abrazo.
EliminarQue hermoso
ResponderEliminarMUCHÍSIMAS GRACIAS.
EliminarQue bonita imagen 😻😘😻😘
ResponderEliminarMuchas gracias.
Eliminar¡Siempre fiel a tu estilo, Oswaldo!
ResponderEliminarMuchas gracias, lastima que no dejaras tu nombre.
EliminarEmpecé a leer y no puedo parar. Estoy en el Cap. 3.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu estilo.
Muchas gracias.
EliminarSoy Rosario Gallardo.
ResponderEliminarDel comentario de arriba.
Muchísimas gracias por estar aquí. Eres muy gentil Rosario Gallardo.
EliminarReymon-¡Lectura fascinante sobre la telepatía! Su blog profundiza en el intrigante ámbito de la comunicación mente a mente con claridad y profundidad. La forma en que explora diferentes perspectivas y aplicaciones potenciales invita a la reflexión. Es un viaje que expande la mente a través de las posibilidades de la mente humana. ¡Esperamos ansiosamente más ideas sobre este tema intrigante!
ResponderEliminarEste cuento consta de ocho capítulos, ojalá puedas er y leer los demas capítulos. Gracias por estar.
EliminarYo también Leo tus cuantos Oswaldo pero a mi no me dices nada.
ResponderEliminarVicky, amiga, todos tus comentarios han sido respondidos. Gracias po venir, leer y comentar.
EliminarMe llamo Vicky Vega.
ResponderEliminarHola amiga VICKY VEGA.
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