Cuando
emprendí la caminata en busca de tu figura, con tan sólo una paleta de colores
en mi mente como equipaje, mi fantasía fue generando mi andar. Te he deseado
con frenesí, y con estos largos dedos de pajarillo me atreví a construir alas
de ficción para alcanzar las copas que techan la jungla. Dicen que los humanos
no vuelan, pero yo he volado en tu busca. Con la perpetua ilusión de hallarte
en algún lugar.
Mientras
volaba, mis manos iban siempre vacías e inútiles, mas no me importaba. La
esperanza no pesa… jamás me perturbó la vaciedad entre mis dedos.
Hoy te
hallé en medio de mis delirios, me permitiste ver tu desnudez, y entre mis
desbordados desvaríos he acariciado tu tersa piel, tus tibias carnes y desde la
semillera de tus muslos me he sentido seducido por tu magia de mujer-hembra,
por tu figura cargada de feromonas y promesas húmedas.
Esta
noche cerraré los ojos y soñaré contigo, pues hoy tuve la ilusoria alucinación
de tu provocadora imagen dispuesta a acoger mis coloridas caricias. Hoy supe
que mis manos vacías estuvieron siempre así, pues finalmente debían contener el
recuerdo de tu sublime piel… aunque todo, sólo haya sido una quimera parida por
mi afiebrada mente.
Vamos
juntos a mi sueño mi adorada musa, que en esta onírica realidad puedo pintar tu
esencia, y poner a tus pies un universo…
Interesante prosa, y delirio de amor. Saludos cordiales querido poéta y filósofo Oswaldo Mejía. Un abrazo a la distancia.
ResponderEliminarUn gran abrazo de retorno.
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