domingo, 26 de mayo de 2024

CREDENCIALES Y ESTIGMAS



IIustración y cuento de Oswaldo Mejía

(Derechos de autor, protegidos)




La noche continuaba su avance, y Ricardo Cárdenas no podía conciliar el sueño. Un presentimiento profundamente enquistado en su raciocinio le impedía dormir, a pesar de la dosis de somníferos que por prescripción médica ingería en casos como este. Había un extraño presagio que lo atormentaba, y que no lograba descifrar.

A la mañana, no desayunó, sólo quería salir de casa y oxigenarse, mas, cuando abrió la puerta de su casa, frente a él halló una caja de cartón que, en la tapa, pegada con un trocito de cinta adhesiva llevaba una fotografía con su rostro tachada con una “X” en tinta roja. Estaba perplejo con el repentino hallazgo, pero aun así, su curiosidad lo llevó a destapar la caja; lo que encontró en su interior era excremento humano…El mensaje se le hizo clarísimo: Alguien había contratado los servicios de un “Brujo malero” para hacerle “Daño”.

Pero ¿Quién podía haber urdido tamaña vileza? El número de candidatos era enorme. Los inescrupulosos con suerte son como un imán para atraer enemigos, y Ricardo Cárdenas era un tipo despreciable, con dinero, y siempre estaba rodeado de mujeres bonitas. La conspiración podía venir de parte de su ex esposa, de algún ex de sus actuales “novias”; de alguno de sus socios, de cualquiera de sus víctimas económicas, de algunos compañeros de trabajo, o simplemente de parte de algún vecino con sustentada antipatía hacia él…  

Ricardo Cárdenas tiró la caja al piso, la pateó murmurando algunas maldiciones, y volvió a meterse a su casa dando un portazo tras de sí.

Ahora estaba sudando frío, Le había invadido la certeza que se trataba del “Daño” de un “Brujo malero”. Empezó a dolerle el pecho, las manos le temblaban, y una profunda angustia le embargó por completo; empezó a sentir que la muerte le rondaba. Así pasó el día. Al anochecer, con mucho esfuerzo se puso un elegante traje de vestir, aun en momentos como este no deseaba que nadie lo viera mal vestido. A duras penas salió a la calle. Esforzándose por no perder la dignidad de su andar enrumbó en busca del Maestro Rogelio, aunque no lo conocía personalmente, había oído que era un chamán con fama de ser muy bueno para estos menesteres.

El Maestro Rogelio lo recibió con la amabilidad paternal de un santón. Ricardo Cárdenas, desesperado y ansioso de solución a su problema, le contó al Maestro todos los detalles de lo ocurrido. El diagnostico fue rotundo, le habían hecho daño, pero mientras hay vida todo tiene solución…

El Maestro Rogelio le pidió a Ricardo Cárdenas que se despojara de sus ropas; iba a hacerle una ceremonia de “Limpia”. Lo hizo recostarse en una tarima, y mientras canturreaba unas oraciones inentendibles, sirvió dos jarros de un líquido viscoso de color verdoso, y le invitó a beber junto con el -Esta es la “Huachuma santa”, elixir extraído del sagrado cactus “San Pedro”. Ella nos abrirá los ojos para ver a los demonios que “El Malero” soltó para ti- Seguidamente ambos, valiéndose de una cerbatana, primero el Chaman, y luego Ricardo Cardenas, aspiraron por la nariz aguardiente en el que se había macerado tabaco. Todo este proceso generaba ardores y ganas de vomitar, mas, Ricardo Cárdenas, quería recuperar su salud física y mental, y accedía obediente a todo lo que inducía el Maestro.

El Maestro entró en meditación mientras hacía chasquear unas sonajas con un ritmo repetitivo, mientras Ricardo Cárdenas empezaba a notar que su visión había empezado a distorsionarse. Alucinaciones muy vívidas le estaban asaltando, mezclándose con la realidad.

El Maestro se despojó de su camisa y extrajo un filudo sable con empuñadura de reluciente plata que colgaba de una de las paredes, hizo unas invocaciones amenazantes, y entonces se desató la vorágine; el piso y las paredes temblaban, los seres demoniacos hicieron su repugnante aparición.

El Maestro Rogelio blandía su sable en molinetes, con la destreza de un consumado espadachín, asestando certeros golpes que iban tasajeando y desmembrando a aquellas criaturas de la oscuridad. Ricardo Cárdenas permanecía lleno de pánico, recostado sobre la tarima, imposibilitado de moverse y pronunciar palabra alguna, sólo emitía gemidos mientras era bañado con la sangre que manaba de las heridas que el Maestro infringía a los demonios a su rededor.

Las horas pasaban y la lucha no cesaba; el Maestro tenía el cuerpo completamente empapado en sudor y la sangre negra de sus contendientes…En algún momento Ricardo Cárdenas debió perder el conocimiento. Cuando despertó a la mañana siguiente, todo había concluido. El Maestro estaba exhausto y tendido en el piso, aun empuñando su sable.  Cuando hicieron contacto visual, el Maestro exclamo -Vencimos hijo mío…ya estas limpio-

Ricardo Cárdenas se apresuró a vestirse, se acomodó el cabello y preguntó al Maestro que aun continuaba tendido en el piso - ¿Le debo algo Maestro? –

-No, hijo. Yo no hago esto por lucro…Además, quizás alguna vez yo necesite un favor de parte tuya-

Ricardo Cárdenas hizo un gesto un tanto despectivo a la vez que pensó - ¿Algún favor? …Como si yo estuviera para andar por ahí repartiendo favores…- Cerró la puerta tras de sí y se fue…

<<Si ríe como hiena, y camina como hiena, de seguro se trata de una hiena.>>







  (Pieza única. Año 2023. Medidas: 80 X 57 cms. Precio 600 dólares americanos)







2 comentarios:

  1. Mefistofélico. Muy buena narrativa. Saludos cordiales mi querido amigo Oswaldo Mejía.

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