miércoles, 1 de mayo de 2024

ESCRITO SOBRE LA PIEL DEL CADAVER EXQUISITO





IIustración y cuento de Oswaldo Mejía

(Derechos de autor, protegidos)




El Cura se santiguó y dio inicio a su homilía.

- …Y Dios dijo a su pueblo: <Los orates son mis enviados; ellos transitan entre esta realidad, y realidades muy lejanas de aquí. Son sagrados. Por ello, quien ose lastimarlos, condenará su alma a los eternos fuegos de los infiernos. Si veis su desnudez, no los cubráis…esa es la viva muestra de su inocencia y sinceridad…> - 

A la par con estas palabras de su sermón, el Cura empezó a despojarse de su sotana y demás prendas, hasta quedar completamente desnudo. Dio un paso hacia la izquierda del púlpito, y alzó los brazos al cielo, dejando a la vista de todos su completa desnudez. Su feligresía, proclive a acatar e imitar, también procedieron a despojarse de sus ropas. El Cura bajo los cinco escalones, y con los brazos extendidos hacia adelante, caminó por el pasillo central, con dirección a la entrada del templo. Una vez en el umbral, abrió sus brazos en cruz, aspiró profundamente el aire de la calle, dio media vuelta, y se encaminó de retorno al púlpito. Su mirada denotaba que estaba en un trance muy profundo. Subió los cinco escalones, recogió sus prendas y empezó a vestirse. Los feligreses, imitándolo, también recogieron sus ropas y fueron vistiéndose. Mientras el Cura elevaba unas extrañas oraciones en un idioma desconocido para sus oyentes, a la vez que extraía de entre sus ropas un revolver, cuyo cañón introdujo en su boca. Su feligresía miraba atónita, sin atinar a hacer nada, ni tampoco a pronunciar palabra alguna. De pronto se oyó el estampido de un balazo que atravesó el cráneo del cura, y se estrelló contra la estatua de un Arcángel destrozándole el torso de yeso.

El cuerpo sin vida del Cura, cayó al piso rodando por los escalones, hasta quedar tendido boca abajo. El estupor se generalizo entre los feligreses; cuando fueron reaccionando, corrieron hacia el cuerpo del cura. Entonces vieron, como de su nuca, por el orificio de salida de la bala, emergió desde el interior de su cráneo, una crisálida retorciéndose entre la sangre, y luego de liberarse de su capullo, extendió sus rojas alas, y emprendió un inicial vuelo errático con rumbo a la calle, hasta que la perdieron de vista.

A todos les quedó grabado en sus mentes que la locura es de color rojo.




  (Pieza única. Año 2023. Medidas: 80 X 57 cms. Precio 600 dólares americanos)



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