Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.
(Derechos de autor, protegidos)
Aquí nadie entra, de aquí nadie sale.
Sólo hay dos accesos y los dos están enrejados; por el lado Este se
presenta el alba, por el lado Oeste, la agonía del Sol desangrándose; más
nada de eso importa. Si este lúgubre lugar no necesita de lo ajeno, si este
pequeño ataúd donde yace su cuerpecillo es su real jaula. Desde aquí, apenas si
se entera del alumbramiento del día por el fogonazo de luz que le llega por su
lado izquierdo, y el ocaso se le anuncia con esos resplandores rojizos que
tiñen su lado derecho.
Nada más queda rememorar al animal
ansioso brincando de aquí para allá bronceando su piel bajo el abrazador Sol
del estío, alimentándose de esperanzas, anhelos, y sueños, desgarrando adversidades,
mientras el follaje y la maleza se hacen a un lado para dar paso a su ímpetu.
Ahora desea dormir, aunque le angustia
saber que mañana deberá despertar, y despertar le duele pues sabrá de un alba y
un ocaso más, pero también sufrirá al reafirmarse que ya no habrá oportunidad
para degustar los dorados granos de maíz que eran su deleite. La mazorca quedó
allá afuera, muy lejos…
Cuanto quisiera que ya no ocurriera,
pero no puede evitar despertar.
Desgarradora prosa, con hermosa ilustración. Saludos cordiales querido poéta y filosofo escritor. Oswaldo, erés genial.
ResponderEliminarGracias por acompañarnos querida amiga.
EliminarQue frustrante estar en una jaula de oro y sólo ver el paso del tiempo y sólo observar a la lejanía lo que tanto nos gusta conmovedor amigo saludos
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario.
EliminarMe entretuvo imaginando cosas .. bien
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarI like it taste the sweet grains again my friend 🧡
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