lunes, 27 de febrero de 2023

GLORIAS NUEVAS




Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía.


  (Derechos de autor, protegidos)




Cual si asistieran a un espectáculo, el grupo de personas, entre niños, adolescentes, y algunos adultos se habían arremolinado frente al patio de su casucha. Siempre era así, eran vagos y desocupados que, a diario se aglomeraban para divertirse burlándose y mofándose de sus continuas excentricidades. Él ni se inmuto. Provisto de un hacha, unas gubias y un martillo Cogió un trozo de tronco de fresno, y con meticulosidad y paciencia le fue tallando y agregando cuatro patas de madera firme y robusta. De rato en rato el gentío le gritaba insultos y bromas de muy mal gusto. Otros más osados, le lanzaban desperdicios, aunque sin acercarse mucho, pues temían que reaccionara mal y les atacara.

En un extremo del armatoste agregó un palo rematado en otro pedazo de tronco burdamente tallado simulando ser la cabeza de un caballo con unos trocitos de madera que fungían de orejitas. Al otro extremo colocó una escoba recortada imitando una cola ¡Y listo! Ya tenía el caballito de madera. Las burlas y bromas de sus observadores continuaban, mas nada parecía apartarlo de su concentración en la construcción de su caballito de madera. Luego adiciono un par de balancines a cada par de patas, comprobó que tuviera el balanceo correcto, y finalmente agrego una soga atada a lo que sería el hocico y la cabeza, para que le sirviera de brida, Entusiasmado ingresó a su casucha, igualmente haciendo caso omiso de las mofas del gentío.

Cuando volvió a salir, llevaba un remedo de armadura confeccionado con cartones viejos y tiritas de madera. En el cinto llevaba una espada de madera. El griterío fue general. Sus observadores se desternillaban de la risa, algunos se revolcaban sin poder contener sus ataques de risa.

Igualmente, él se desentendió, montó su caballo de madera, suspiró profundamente, tomó las riendas y empezó a menearse para conseguir el balanceo, cada vez con más y más energía. Al cabo de unos minutos se inclinó hacia adelante como lo haría un verdadero jinete.

El balanceo se hacía cada vez más intenso. Las burlas y risotadas también se intensificaron. Sacó su espada de madera, y con ella apuntó hacia adelante, sudaba y continuaba su balanceo como un poseído.

Es bullicio y las risas fueron diluyéndose. De pronto ante él se abrió un vórtice, un portal hacia otros mundos. Él no detuvo su cabalgar, al contrario, imprimió más energía a su meneo. Ahora se hallaba montado sobre un brioso corcel pardo, Su espada era una filosa hoja de metal y su armadura ahora era de metal bruñido.

Cuando se dio cuenta, estaba frente a un enorme dragón que venía hacia él, amenazante y vomitando fuego. Hizo unas cabriolas con su corcel para esquivar las abrazadoras bocanadas hasta que logró situarse exactamente bajo el pecho del dragón; entonces dio un salto y de un certero tajo de espada decapitó al monstruoso reptil empapándose casi por completo con la apestosa sangre que fluía a borbotones de su pescuezo. Cogió la cabeza del dragón y emprendió el retorno por el mismo vórtice que lo condujo a ese contexto.

De regreso a casa, desmontó de su cabalgadura, y alzó los brazos en señal de victoria. Pero la realidad era otra: Su espada seguía siendo de madera, no había cabeza de dragón en su otra mano, y su armadura seguía siendo de cartón con tiritas de madera, mas estaba cubierto de una sustancia pegajosa y maloliente…El gentío burlón lo había bombardeado con huevos podridos.

Con el porte de un noble, y hasta soberbio, se sentó para recuperar fuerzas, uno de los últimos huevos que le arrojaron le impacto en pleno rostro, Él siguió sentado impasible.

Aunque no lograba entender lo que había ocurrido, él se sabía un gran Caballero matador de dragones.



 (Pieza única. Año 2016. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)




8 comentarios:

  1. Un pariente lejano del Quijote. Algún día nos visitará uno así y nos parecerá un semidiós.

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  2. Al principio era Noe, luego se convirtió en un Quijote porque quería algo más que salvar el pellejo.

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  3. Fue bonito leerte me quedo por aquí. Saludos

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  4. Maravilloso , suelo leer mucho libros gracias por invitarme Oswaldo mejia

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