Cual si
asistieran a un espectáculo, el grupo de personas, entre niños, adolescentes, y
algunos adultos se habían arremolinado frente al patio de su casucha. Siempre
era así, eran vagos y desocupados que, a diario se aglomeraban para divertirse
burlándose y mofándose de sus continuas excentricidades. Él ni se inmuto.
Provisto de un hacha, unas gubias y un martillo Cogió un trozo de tronco de
fresno, y con meticulosidad y paciencia le fue tallando y agregando cuatro
patas de madera firme y robusta. De rato en rato el gentío le gritaba insultos
y bromas de muy mal gusto. Otros más osados, le lanzaban desperdicios, aunque
sin acercarse mucho, pues temían que reaccionara mal y les atacara.
En un
extremo del armatoste agregó un palo rematado en otro pedazo de tronco burdamente
tallado simulando ser la cabeza de un caballo con unos trocitos de madera que
fungían de orejitas. Al otro extremo colocó una escoba recortada imitando una
cola ¡Y listo! Ya tenía el caballito de madera. Las burlas y bromas de sus
observadores continuaban, mas nada parecía apartarlo de su concentración en la
construcción de su caballito de madera. Luego adiciono un par de balancines a
cada par de patas, comprobó que tuviera el balanceo correcto, y finalmente
agrego una soga atada a lo que sería el hocico y la cabeza, para que le
sirviera de brida, Entusiasmado ingresó a su casucha, igualmente haciendo caso
omiso de las mofas del gentío.
Cuando
volvió a salir, llevaba un remedo de armadura confeccionado con cartones viejos
y tiritas de madera. En el cinto llevaba una espada de madera. El griterío fue
general. Sus observadores se desternillaban de la risa, algunos se revolcaban
sin poder contener sus ataques de risa.
Igualmente,
él se desentendió, montó su caballo de madera, suspiró profundamente, tomó las
riendas y empezó a menearse para conseguir el balanceo, cada vez con más y más
energía. Al cabo de unos minutos se inclinó hacia adelante como lo haría un
verdadero jinete.
El
balanceo se hacía cada vez más intenso. Las burlas y risotadas también se
intensificaron. Sacó su espada de madera, y con ella apuntó hacia adelante,
sudaba y continuaba su balanceo como un poseído.
Es
bullicio y las risas fueron diluyéndose. De pronto ante él se abrió un vórtice,
un portal hacia otros mundos. Él no detuvo su cabalgar, al contrario, imprimió
más energía a su meneo. Ahora se hallaba montado sobre un brioso corcel pardo,
Su espada era una filosa hoja de metal y su armadura ahora era de metal
bruñido.
Cuando
se dio cuenta, estaba frente a un enorme dragón que venía hacia él, amenazante
y vomitando fuego. Hizo unas cabriolas con su corcel para esquivar las
abrazadoras bocanadas hasta que logró situarse exactamente bajo el pecho del
dragón; entonces dio un salto y de un certero tajo de espada decapitó al
monstruoso reptil empapándose casi por completo con la apestosa sangre que
fluía a borbotones de su pescuezo. Cogió la cabeza del dragón y emprendió el
retorno por el mismo vórtice que lo condujo a ese contexto.
De
regreso a casa, desmontó de su cabalgadura, y alzó los brazos en señal de
victoria. Pero la realidad era otra: Su espada seguía siendo de madera, no
había cabeza de dragón en su otra mano, y su armadura seguía siendo de cartón
con tiritas de madera, mas estaba cubierto de una sustancia pegajosa y
maloliente…El gentío burlón lo había bombardeado con huevos podridos.
Con el
porte de un noble, y hasta soberbio, se sentó para recuperar fuerzas, uno de
los últimos huevos que le arrojaron le impacto en pleno rostro, Él siguió
sentado impasible.
Aunque
no lograba entender lo que había ocurrido, él se sabía un gran Caballero
matador de dragones.
Un pariente lejano del Quijote. Algún día nos visitará uno así y nos parecerá un semidiós.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por venir. Un abrazo.
EliminarAl principio era Noe, luego se convirtió en un Quijote porque quería algo más que salvar el pellejo.
ResponderEliminarGracias por venir y comentar hermano.
EliminarFue bonito leerte me quedo por aquí. Saludos
ResponderEliminarGracias por llegar hasta aquí.
EliminarMaravilloso , suelo leer mucho libros gracias por invitarme Oswaldo mejia
ResponderEliminarGracias por visitar mis munditos.
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