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Era la
hora del ocaso; los dos enanos hallábanse en una rutinaria patrulla de
vigilancia por el lago cuando el firmamento se ilumino de sobremanera, y como
un bólido, un artefacto transparente, con forma de huevo cayó desde el cielo,
estrellándose pesadamente en medio del lago, desintegrándose y desapareciendo
entre las aguas.
Uno de
los enanos estaba completamente cubierto por una armadura y un casco que le
cubría cabeza y cuello, y una pequeña espadita al cinto. Debía ser de
caballería pues estaba montado sobre una varilla rematada en una cabeza de
madera con forma de cabeza de caballito y al otro extremo llevaba
acondicionadas dos rueditas.
El otro
enano llevaba sandalias de guerrero, un calzón ancho, el torso cubierto por una
cota de mallas metálicas, un yelmo con dos cuernitos, y estaba armado con un
tridente.
El par
de enanos empapados por el enorme salpicón producto de la colisión aun no
salían de su asombro, cuando empezó a emerger del lago una joven doncella
completamente desnuda, de piel celeste y largos cabellos color naranja. Era
bellísima, perfecta…divina.
Ambos enanos saltaron sobre ella, le ataron
las manos por detrás de la espalda, así mismo rodearon su cuello con una
cuerda; el enano con armadura montó en su remedo de caballito y emprendió la
marcha tirando de su presa; atrás, el otro enano los seguía marchando con paso
marcial, a la vez que marcaba su marcha. UN, DOS, TRES, CUATRO…UN, DOS,
TRES, CUATRO…
Así
llegaron a la corte de El Gran Godofredo, el obeso soberano de la comarca,
quien como siempre, estaba rodeado de su extravagante séquito: Nobles ebrios de
licor y hachís, libidinosas concubinas y cortesanas semidesnudas; esclavos, y
algunos adulones y bufones; un poeta ensimismado en su melancolía, que no cesaba
de lloriquear mientras escribía versos; un fenómeno con dos cabezas, una de
mujer y la otra de hombre, ambas cabezas
se besaban apasionadamente en las bocas de manera repetitiva mientras se
manoseaban con descaro; y en primera fila, un nene malhumorado y con cara de
sabio, montado en el cuello de un fornido hombre-bestia, cuyos descomunales
brazos eran tan largos que los nudillos de las manos le llegaban al piso. El
hombre-bestia tenía la peculiaridad de asentar todo lo que decía el nene con un
<<Ezo e’ verda mi niño…>>
-Gran
Godofredo ¡Mire lo que capturamos! - Y empezaron los enanos su relato de como
cayó del cielo el huevo transparente y como luego salió de las aguas, la
bellísima joven de piel celeste.
El Gran
Godofredo tomó poca importancia a la narrativa, él estaba más absorto en
escudriñar con evidente lujuria la belleza de la joven. Entonces preguntó *– ¿Y
de dónde viene esta preciosura?
-No
lo sabemos Gran Godofredo. Hasta ahora ella no ha pronunciado ni una palabra,
solo sabemos que cayó del cielo.
*-Llévenla
a mis aposentos, será mi concubina principal, como soberano de esta comarca me
lo merezco.
El nene
con mirada de sabio se pronunció **-No Gran Godofredo, ni te atrevas a
tocarla, si vino del cielo es porque es un ángel.
-Ezo
e’ verda mi niño…
*-Y
a quien le interesa si es ángel, humana o demonio…
**-Gran
Godofredo, los ángeles vienen del cielo y son portadores de mensajes divinos.
-Ezo
e’ verda mi niño…
*-Pero
si no habla. No hay mensaje…
**-Ya
hablará o encontrará la forma de comunicarnos su mensaje divino.
-Ezo
e’ verda mi niño…
A los
pocos días se dio la fecha del onomástico del Gran Godofredo. Se armó una gran
fiesta en la corte, con todos los excesos habidos y por haber: licor, hachís,
comida y desenfreno.
Salvo
el nene con cara de sabio y su montura se mantenían sobrios. Los demás, incluso
la bella joven caída del cielo, ya estaban generosamente ebrios. Entonces la
jovencita celeste, ebria y recostada en un rincón empezó a balbucear. El único
que se percató de ello fue el nene con cara de sabio, quien levantó la voz
gritando **-¡Silencio! ¡Silencio! ¡El ángel quiere hablar! Creo que quiere
comunicarnos su mensaje divino.
-Ezo
e’ verda mi niño…
Silencio
total. Todos estaban atentos a lo que diría la jovencita celeste. Primero
eructó y luego entre balbuceos dijo: ***-FELIZ…CUMPLEA…ÑOS…GORDO-FEO
De
pronto el silencio se quebró por una risotada general -JAAA-JA-JA-JA-JA-JAAAA
Las burlas también se generalizaron -¡FELIZ CUMPLEAÑOS GORDO FEO!
…JAAA-JA-JA-JA-JA-JAAAA.
Las
carcajadas festejando la ocurrencia no cesaban. El Gran Godofredo solo atinaba
a mirarlos con el ceño fruncido y su dignidad por los suelos. Si en algún
momento decaía la algarabía, alguien repetía la frase -¡FELIZ CUMPLEAÑOS
GORDO FEO! Y nuevamente todos a desternillarse de la risa. Incluso el poeta
triste dejaba de lado su melancolía momentáneamente, se carcajeaba y luego
retornaba a su lloriquear mientras escribía versos;
Así
transcurrió toda la noche hasta el amanecer…
El nene
con cara de sabio exclamó **-A qué Dios tan jodido se le ocurrió enviar a
este ángel con semejante mensaje.
-Ezo
e’ verda mi niño…
Veo que ese excelso ángel del que usted escribe tiene cierto parecido a una tal Marilyn Monroe que deseo otro feliz cumpleaños, a otro soberano también rijoso como pocos.
ResponderEliminarHumor y fantasía se hermanan bien.
Salud
Bienvenido hermano. Gracias por la visita.
EliminarA los dioses nunca les ha importado hacer cosas innecesariamente complicadas para joder a algún mortal, aunque sea sólo para burlarse de él.
ResponderEliminarGracias hermano por acompañarnos.
EliminarExcelente relato gracias por compartir
ResponderEliminarGracias a ti por llegar hasta aquí.
EliminarExcelente escrito buenos días
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarEternas lunas para todos
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarGracias
ResponderEliminarGracias a Usted.
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