Eran
hermanas; una era blanca y la otra negra. No en alusión al color de su piel,
sino, en razón al matiz de sus hechizos. La bruja blanca, Airam, era sanadora,
atraía el amor, hacía “limpias”, unía a las parejas, e intentaba curar las
almas. La bruja negra, Asor, era malera, hacía daño, enfermaba, destruía, y se
chismorreaba en voz baja que, hasta era capaz de causar la muerte a distancia
con sus hechizos. Airam y Asor eran seudónimos que ellas habían construido
escribiendo sus nombres al revés para crearse una parafernalia más apropiada a
su oficio. En la comarca ya nadie recordaba sus nombres de pila: María y Rosa,
respectivamente.
Airam
tenía un pequeño hijo de nombre Rogelio, niño esmirriado y taciturno, de ojos
enormes, que resaltaban su aspecto melancólico. Por ser tan apegado a su madre,
desde sus primeros años de edad, había asistido a infinidad de los ritos que su
madre oficiaba en pro de brindar sosiego a sus clientes.
La
primera señal evidente se dio cuando el pequeño Rogelio apenas tenía cuatro años
de edad. En la escuela, ante la profesora y todos sus compañeritos, su libro
levitó, y suspendido en el aire empezó a pasar página tras página como si él
estuviera hojeándolo con sus manitas. La profesora llena de pánico comunicó el
hecho a la Dirección, y horrorizados determinaron su inmediata expulsión de la
escuela.
La
segunda señal fue durante una visita a casa de su tía Asor. Cuando Rogelio
atravesó el gallinero que colindaba con la entrada; las gallinas dejaron de
cacarear y empezaron a caminar en círculo formando un espiral. Su madre y su
tía quedaron muy preocupadas, estos hechos escapaban a sus experiencias
ocultistas.
La
tercera señal fue cuando Rogelio tenía seis años. Una mañana, al levantarse y
buscar sus zapatitos para calzarse, halló un gran número de pajarillos de
diferentes especies y colores, muertos bajo su cama. Rogelio salió horrorizado
gritando y llorando. Ni él, ni su madre, ni su tía hallaban explicación al
origen de estos fenómenos.
Una
noche, Su madre y tía debían ir al mercado de Sonora, el gran surtidor del
ocultismo. Ir de compras allí era todo un acontecimiento. La crema y nata de la
brujería y la hechicería se daba cita en ese emporio del ocultismo, para
adquirir brebajes, ungüentos, especias y esencias aromáticas. Lo más inimaginable
en cuestiones de magia y hechicería, podía encontrarse allí: Cabezas humanas
reducidas y momificadas por los jibaros de la Amazonía, reptiles disecados,
frascos conteniendo sangre humana y de animales. En sí, todo lo que había y
ocurría allí era extravagante y surrealista. Los shamanes, las brujas negras
con sus largas indumentarias color negro, las brujas blancas con sus uñas
larguísimas y vestidos multicolores; todos llevaban amuletos y dijes prendidos
a sus ropajes; grandes pendientes en las orejas, anillos de lo más extraños
diseños en todos los dedos de las manos, y joyas excéntricas en los brazos. El
olor del humo provocado por el incienso, el azufre y el tabaco copaba todo el
lugar sumergiéndolo en una atmósfera aún más espectral.
Un
anciano ciego que se hallaba sentado en el piso cogió por el brazo a Rogelio
deteniendo su andar y pregunto a las mujeres: - ¿Están vendiendo al niño? –
Airam enfurecida reaccionó jaloneando a su hijo. Asor se aprestó a lanzarse
sobre el impertinente ciego, cuando este dijo: - El niño es especial, tiene
harta energía en el alma ¿Cuánto piden por él…? –
Al
retornar a casa, el pequeño Rogelio dijo a su madre: -Mamá, yo también
quiero ser sanador…- Airam, no muy sorprendida, como si hubiera estado
esperando oír eso hablo: -Hijo, los sanadores curamos porque sorbemos los
males de quienes acuden a nosotros. Somos comedores de pecados ajenos. Ellos se
van aliviados pues dejan sus pecados con nosotros…y esos pecados pesan y
duelen…No hubiera querido este destino para ti…pero tienes el estigma… -
Caballero Oscuro fasinante estoy maravillado y agradecido capturaste la esencia estoy atónito gracias gracias gracias hermano este es un regalo extraordinario un fuerte abrazo hermano gracias nuevamente
ResponderEliminarGracias a ti hermano mío por estar aquí.
EliminarMe quedo a la espera de más acontecimientos, esto va a más.
ResponderEliminarSaludos
Siempre eres bienvenido hermano mío. Un abrazo.
EliminarUn cuento maravilloso con una gran lección de vida. Me ha encantado cómo describes el mercado de Sonora. Se llega a visualizar.
ResponderEliminarUn abrazo, Owaldo.
Gracias por venir querida amiga. Un gran abrazo.
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