Ni siquiera se distinguía el final que
aguardaba la caída. A ambos lados, sólo un interminable vacío y una garganta
voraz relamiéndose en desquiciante paciencia. Las lianas que sujetaban el
puente colgante, así como los palillos que sujetaban a modo de piso, eran
apenas un referente de un “aquí hacia allá” … Y la tentación de cruzarlo ¿Para
qué? ¿Por qué? …Si no tenía objetivo ni destino visible ¿No era más cómodo
esperar aquí a la patética señora que de todas maneras vendría por la monedita
que llevaba bajo mi lengua?
Me hice anciano, estancado aquí, esperando una
razón. Las arrugas decoraron mi rostro mientras perdía años y desperdiciaba
oportunidades y emociones. Si ya no hay nada más de lo que pueda despojárseme
¿Por qué no ir hacia allá? …Y hacia allá
fui, hacia el final del puente.
Había recorrido un poco más de la mitad de
aquel tenebroso puente cuando me percaté de su presencia. Envuelto de pies a
cabeza con esos harapos, era una visión casi etérea… Apenas pude ver su carita
de niño asustado.
- ¿Qué haces aquí niño, en medio de ningún
lugar?
*Esperaba por ti. Llevo cincuenta y dos años
aguardando tu llegada.
- ¿Cómo has podido esperar tanto tiempo y
seguir siendo un niño? … ¿Por qué esquivas mi mirada? Déjame ver tus ojos y mirar
bien tu rostro.
*Aún no es el momento de descubrirme por
completo. Soy parte de tu pasado doloroso, y quizás mirarme de frente te
espantaría.
- Tus ropajes, tu calzado, incluso tu biotipo,
todo se me hace familiar.
*Soy quien tatuó en tu mente la inscripción
“Si te enamoras otorgas a quien amas, el poder de acabar contigo o de inducirte
al suicidio”.
- ¡No sé quién eres, pero me asustas! ¿Eres
acaso uno de los demonios que con tanto celo cobijo dentro de mí?
*¡Sí, soy el peor de todos ellos! El que por
protegerte intentó evitar que amaras.
-No quiero seguir escuchándote, continuaré el
andar de mis últimos pasos.
*Continúa mensajero errante, pero recuerda que
regresé por ti, pues soy tú mismo, y quería que nos diéramos otra oportunidad
antes de que nos alcance el último sueño.
De manera Incomprensible, la luz cayó
repentinamente, mas no me detuve. Continué mi andar entre la nada. A ciegas
llevé mis manos a mi rostro. Entonces reconocí y acaricié mi arrugada piel, y
lloré.
-Me hubiera gustado enamorarme y amar…
Es un texto lleno de belleza y pasión. Casi parece esperanzador.
ResponderEliminarSaludos, amigo.
Gracias hermano por venir, mirar, leer, y comentar.
EliminarGood
ResponderEliminarbuenas historias
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarHermosas Letras poeta Exelentes
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarWOW increíble
ResponderEliminarMuchas gracias.
Eliminar