Algo extraño estaba ocurriendo desde que se
sentó sobre aquella roca. Todo lo que empezó como una modorra, se había tornado
en una parálisis severamente crónica. Tendones y músculos habían ido perdiendo
la facultad de obedecer las órdenes que les enviaba.
*-¡Maldito cuerpo…! ¡Obedécemeeeee! ¡Debo
estar muriendo! Todo se me oscurece… ¡Y ni siquiera puedo gritaaaaaaaaaarr!
Repentinamente su cuerpo se estremeció; un
frío gélido caló por completo su humanidad, y sus manos antes inertes, ahora
estaban restregando sus ojos, como queriendo despejar su visión del miedo
extremo. No tuvo la oportunidad de tomar consciencia de, en qué preciso
instante recuperó su capacidad de movimiento.
Las heladas rugosidades a sus espaldas le
indicaron que estaba de pie, pero recostado, sosteniéndose contra la pared. El
volumen sonoro de ladridos de perros y gritos humanos invadió su entorno.
Sus manos, con los dedos en abanico, fueron
bajando por sus mejillas, dejándole ver que estaba completamente desnudo y
rodeado por un grupo de personas vociferantes que llevaban enormes mastines
sujetos con cadenas, amenazando con soltarlos sobre él.
Lleno de pánico, hizo su cabeza hacia atrás;
abrió los brazos en “A”, y con los dedos de los manos extendidos, literalmente
se adhirió al muro. Los gritos y los
ladridos eran cada vez más ensordecedores y hasta podía sentir las babas y el
aliento tibio de los perros rozando su piel desnuda
Siempre hay un instante para recurrir al
instinto, y este lo ameritaba. Sin premeditar nada, arremetió contra quienes lo
amenazaban, haciendo molinetes con los brazos, repartiendo puñetes y patadas a
diestra y siniestra, logró abrirse paso. Entonces se echó a correr.
Las dentelladas en los tobillos y las piernas,
lo hicieron caer tres veces, mas, en cada caída logro enrollar su columna
vertebral y piernas, lo cual le permitió no mermar su vertiginosidad de escape;
sobre la marcha recuperaba su erguidez y continuaba corriendo. En instantes ya
había logrado dejar atrás a sus perseguidores. Entonces empezó a disminuir la
velocidad. Recién notó que su corazón estaba a punto de estallar. Debía parar.
Ya no había riego de adrenalina; hasta que cayó sobre sus rodillas; cabizbajo,
laxo, sudoroso y extenuado.
Al cabo de un rato de mantener los ojos
cerrados y la mejilla enterrada a su pecho, levantó la mirada e hizo un paneo
completo de su rededor. A todos lados sólo había un piso sin fin perdiéndose en
el horizonte. La soledad total; esa que es la madre de todas las fobias del
humano.
*- ¡Dios mío, estoy completamente solo!
¿Correr? ¿Huir? ¿A dónde? …Acaso se puede
escapar de las realidades alternativas que nuestra propia mente fabrica…
Tragó saliva y cerró los ojos, eso le devolvió
una pizca de calma, la suficiente para evitar que le estallara su atormentado
cerebro.
Fue cuando tuvo el impulso de llevarse el dedo
índice a la boca, abrió los ojos, y recién se percató de lo regordete de sus
dedos, manos y miembros, lo cual lo ensimismo sintiéndose motivado a juguetear
con sus dedillos, auto prodigándose entretenimiento y caricias ¡Sí! Había
sufrido una regresión a su niñez; y gozó de plenitud. De pronto, no necesitaba
de nada ni de nadie, no temía a nada. Así debió ser cuando estuvo en el vientre
materno. Sus juegos infantiles cesaron cuando cayó sumido en un profundo sueño,
Tenía una sonrisa propia de un ángel.
Ya había partido hacia un sueño eterno.
Si meparese que al final la muerte teda la verdadera paz que muchos anelamos y sin encargo reuimos de ella.algien me dijo alguna ves tu sa bras cuando llegue tu final entonces piensa en unlugar maravilloso y muere con una sonrisa pues allá irás sin importar los pecados que ayas cometido.a quella viejecita meiso reflexiónar aora veo la vida diferente la muerte solo es parte de la vida. Disculpen por lo escrito
ResponderEliminarGracias por estar aquí. Gracias por acompañarnos. Gracias por tu gentil comentario.
EliminarMuchísimas gracias por venir, leer y comentar. Un abrazo.
EliminarMuy interesante..👍
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarNice
ResponderEliminarThanks.
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