Un
mundo anárquico, apocalíptico, sin leyes, con la delincuencia y crímenes
campeando en las calles. Asesinatos, violaciones de todo tipo, atentados,
tiroteos, batallas campales y masacres. Las autoridades corruptas, globales y
totalitarias, no pueden, ni tampoco tienen el mínimo interés en detener esa
realidad distópica a la que están expuestos los “comunes mortales”. Los
políticos y todas las mal llamadas autoridades no se preocupan mucho por ello,
pues estos, sus familiares y allegados se saben bien protegidos por verdaderos
ejércitos de guardaespaldas
Los
últimos intentos por mantener algo de orden consistieron en utilizar vigilancia
y represión tecnológica robotizada, pero resultó un rotundo fracaso, pues el
crimen organizado en bandas delincuenciales y asociaciones terroristas estaban
eficientemente capacitadas en cibernética, lo que les permitía fácilmente
interferir o bloquear el accionar de los drones y los robots, y en muchos casos
hasta variaban el propósito de estos artefactos haciéndoles operar a ordenes de
los bandos criminales.
La
siguiente medida fue la descabellada idea de reclutar asesinos de los más
sanguinarios, entrenarlos, dotarles de armamento sofisticado, y ofrecerles
jugosas recompensas por eliminar criminales y mantener a raya la delincuencia.
A esta elite de psicópatas se les denominó “Ángeles del último día”, y se les
confirió el poder de acechar, detectar, atrapar, juzgar, condenar… y ejecutar;
todo de manera célere, y bajo su único e indiscutible criterio personal.
Siendo
su naturaleza esencial violenta, los “Ángeles del Ultimo día” disfrutaban de
cumplir su encomienda… sobre todo a la hora de ejecutar a quienes ellos
sindicaban como infractores de la ley y el orden. Con los poderes conferidos,
jamás hubo enmienda alguna de su accionar, podían matar a su antojo, y nadie
les pediría explicaciones. Los cobros por su macabra labor eran cotizados a
destajo. El único requisito para cobrar era que cercenaran las manos al
ejecutado, y la llevaran como prueba. Toda esa parafernalia resultaba un
verdadero festín para los “Ángeles del último día”. Era común que el maletero
de sus vehículos estuviera atestado de manos cercenadas atadas en pares… A más
pares de manos mayores remuneraciones.
<<El
humano puede estar sumergido en la podredumbre, pero, aun así, siempre es capaz
de degradarse más.>>
Eran
muchos los “Ángeles del último día” operando por doquier, eso fue mermando la
cantidad de presas. Cada vez era más difícil conseguir pares de manos para
canjearlas por remuneración. Entonces empezó el ataque a inocentes. La gente
comenzó a vivir clandestinamente, ocultándose y cuidando de no toparse con la
mira de algún “Ángel del último día”.
Las
calles se mostraban vacías, salvo las esporádicas apariciones de algún “Ángel
del último día” patrullando en busca de alguna presa.
Finalmente,
los “Ángeles del último día” se convirtieron en cazadores y a la vez presas de
otros “Ángeles del último día”, razón por la que se terminó derogando el
mandato que dio origen a los “Ángeles del último día”.
<<La
especie humana, como producto de su propia esencia y sus actos retorcidos, va
camino a la desintegración social, y por ende, a su extinción como raza
dominante en este planeta...>>
Excelente y muy acertada prosa con todo lo que ahora se vive . El hombre ,depredador,destructor, cruel y ambicioso. Saludos cordiales, Excelente poéta ,filósofo y artista plástico Oswaldo Mejía. Un fuerte abrazo, erés genial.
ResponderEliminarGracias por estar presente querida amiga. Un placer tu visita.
EliminarCaballero Oscuro esa es nuestra maldición buscar nuestra autodestrucción saludos hermano
ResponderEliminarEl ser humano es eel más retorcido de todas las especies habitantes de este mundo. Un abrazo hermano mío.
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