domingo, 10 de diciembre de 2023

VISITAS INESPERADAS




Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía.

(Derechos de autor, protegidos)







El joven Víctor Buendía, junto a sus dos amigos Eleazar Díaz y Domingo Pérez hallábanse alrededor de una fogata, acampando en plan de aventura, en las laderas de una colina, cuando la negrura de la noche se vio quebrada por el paso de un bólido luminoso que cruzó casi rasante a las altas copas de la arboleda de la montaña y terminó estrellándose tras los cerros, provocando un gran estampido y un inmenso fulgor incandescente. Lo primero que se les ocurrió, es que se trataba de una avioneta que se había venido a pique, pues en un lugar cercano había un aeródromo.  Sin pesarlo dos veces, recogieron sus utensilios y equipajes, tomaron sus mochilas, y casi sin mediar palabra emprendieron la carrera hacia el lugar de la colisión. Agotados, por ratos detenían el paso, tomaban aire, y luego retomaban el avance, cada vez más lento. Hallábanse muy extenuados, cuando en un claro divisaron los escombros de lo que debió ser la nave estrellada…pero para nada parecían ser los restos de una avioneta. De hecho, se trataba de una nave, pero los restos eran más similares al descalabrado cascaron de un huevo. Eleazar Díaz y Domingo Pérez, dominados por el miedo ante esos restos extraños, fueron muy cautelosos, y sólo se limitaron a observar de lejos. Entre los escombros humeantes se podían ver aún titilantes algunas lucecillas. Víctor Buendía, que llevaba la delantera tropezó con un pequeño cuerpo, como el de un niño de doce años, vestido con un traje platinado…evidentemente estaba muerto. Confundido, pero alerta, Víctor barrió con su mirada el lugar, y en lo que debió ser la cabina de la nave, divisó tendido sobre el piso a otro ser similar en tamaño y vestimenta al que estaba muerto afuera, pero este sí daba muestras de estar vivo. Víctor instintivamente corrió en su auxilio. La cabeza del herido era algo desproporcionada para el tamaño de su cuerpo en relación a las medidas anatómicas humanas; sus ojos eran negros, saltones, y enormes, semejantes a los ojos de los insectos. El hombrecillo no pronunció palabra, pero Víctor percibió plenamente dentro de su cabeza la suplica - ¡Agua…agua…! - Víctor se apresuró en sacar una botella de agua mineral de su mochila y se la acercó a los labios cuidadosamente. El hombrecillo ocultaba celosamente algo en su puño derecho. Luego de empaparse lo labios, el hombrecillo pareció querer reincorporarse, pero solo fue producto de uno de sus últimos estertores, luego ladeó su cabeza, y lentamente fue abriendo su puño derecho, dejando expuesta una canica negra que por momentos emitía una débil fluorescencia color verde petróleo. Era evidente que el hombrecillo había expirado.

Víctor se apresuró en coger la fluorescente canica, la ocultó entre sus ropas, y sin mencionar nada al respecto a sus camaradas, sólo dijo - ¡Nada de esto es de este mundo! –

Cuando llegaron los militares, se llevaron a los tres jóvenes a una base, donde los sometieron a minuciosos interrogatorios. Víctor no mencionó para nada el tema de la canica. Cuando finalmente los dejaron libres, Un oficial de alto rango les dio una orden disfrazada de sugerencia -Si les preguntan algo, es mejor que ustedes respondan que lo que vieron fue una avioneta estrellada-.

Con la finalidad de evitarse problemas, Ante los periodistas y curiosos, ninguno de los tres amigos jamás contrarió la versión de la avioneta estrellada.

Entre los vericuetos de la vida, Víctor perdió contacto con sus camaradas, pues en diferentes ocasiones, primero uno y luego el otro emigraron a otros lares.

Víctor Buendía todas las noches cogía entre sus manos la canica y la observaba como emitía su refulgencia, hasta que el sueño le vencía, al amanecer la guardaba entre sus bolsillos, y continuaba con su vida cotidiana, al siguiente anochecer volvía a repetir el ritual. Habían pasado veintiséis años desde aquella noche en que halló junto con sus dos amigos aquella extraña nave estrellada, con los dos hombrecillos siniestrados. Lo más insólito era que había transcurrido ese tiempo, sin embargo, Víctor Buendía no había envejecido un ápice, tampoco su salud se había visto afectada por ninguna dolencia durante todos esos años.

Una mañana, Víctor Buendía llamó a un canal de televisión, contactó con un periodista especializado en temas paranormales, y le ofreció mostrar en exclusiva las evidencias probatorias de su historia. La entrevista fue pactada para el tercer día subsiguiente.

Por alguna extraña razón, Víctor Buendía, jamás asistió a la entrevista; tampoco nadie volvió a saber nada de él…fue como si la tierra misma se lo hubiera tragado.












 (Pieza única. Año 2023. Medidas: 80 X 53 cms. Precio 600 dólares americanos)


     

6 comentarios:

  1. Uno pensaría que fue el gobierno el que no quería que hablara, pero ¿y si en realidad era la canica la que no quería ser descubierta y por eso lo absorbió a otro mundo? ¿Y si ella causó el primer accidente por lo mismo?

    ResponderEliminar
  2. Son buenas tus conjeturas hermano mío. Gracias por ser y estar.

    ResponderEliminar
  3. OSWALDO, estimado amigo


    ´✫¸.•°*”˜˜”
    ..✫¸.•°*”˜˜”*°•.✫
    ☻/ღ˚ •。* ♥♥ ˚ ˚✰˚ ˛★* 。 ღ˛° 。♥♥.ღ 。
    /▌*˛˚ ░ ░ٌٌٌ♥░FELIZ AÑO NUEVO 2024 ˚ *
    / \ ˚. ★ *˛ ˚♥♥* ✰。˚ ˚ღ。* ˛˚ ♥♥ 。✰˚* ˚ ★ღ ˚ 。✰ •* ˚ ♥♥" ✰˚ ♥* ♥♥
    ♥♥TE DEJO TODO MI CARIÑO, GRACIAS POR ESTAR, BENDICIONES♥♥
    • Te deseo que seas muy feliz en este año que comienza, tanto que no sepas si vives o sueñas. ¡Feliz Año Nuevo 2024!
    ✰ •* ˚ ♥♥" ✰♥♥BESOS♥♥BESOS♥♥✰ •* ˚ ♥♥" ✰

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Sentir del Poeta. Mil gracias por tu visita y tus buenos deseos. Abrazos y beso.

      Eliminar
  4. Me gusta la narrativa enfocada a seres extraterrestres,bendiciones hermano lo

    ResponderEliminar