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Por allí, debajo de esas finísimas capas, mezcla de ácaros, polvo y evocaciones que nadie desea recordar, hay refundidos testimonios de lo que ocurrió ayer. Todas son bocas en “U”. Carlos Miguel aparece vivaracho y haciendo muecas. Yo, demente, soñando con pintar. Papá, ajeno, rememora los blancos muslos de Emerita. Mamá, santa, sabe que el escabeche generará deleite y que el sabroso pastel, adornado con muñequitos, atraerá palmadas al hombro. Carlos Miguel se vistió de plumas y se enfundó en las alas que llevan las mentes al futuro; lo sé, él estaba ultimando detalles de su suicidio.
Las fotografías siempre mienten, coaccionan a los rostros a sonreír; mis trazos son su desdén, nunca temen garabatear lágrimas; aquel que tiene el llanto en las palmas, es quien ostenta la verdad, y en consecuencia, es el único propietario de la razón.
Catorce años planeando el viaje, cuyo valor, en primera clase, eran dieciséis capsulitas amarillentas. Yo lo sentí, lo presentí, lo re-contra sentí, y por eso te lo cuento a ti…
La vida y la muerte retozan entre mis omóplatos, suben y bajan por mi nuca, juguetean en el interior de mis orejas, pero no salen en las fotografías de los onomásticos.
Cuando vino la nave a por él, Carlos miguel no se despidió, simplemente partió… En una cajita invisible, me dejó en herencia esta incapacidad para ser feliz. Ya no hubo más bocas en “U” por más que las fotografías se esforzaban en mantener la farsa… Mis trazos garabateaban solamente lágrimas que los ácaros y el polvo iban cubriendo.
En casa nunca más hubieron bocas en “U”…
Es una historia muy triste.Me llevó a vivirla y derramar unas lágrimas. Estoy identificada.
ResponderEliminarENCANTADISIMO DE QUE ESTES AQUI, Patricia Baldazari, QUERIDA AMIGA.
ResponderEliminarnuestros recuerdos, nuestras fijaciones, nuestros gustos, nuestras obsesiones muchas veces nos absorben y nos alegan de la realidad
ResponderEliminarManolo Saenz. HERMANO MIO. ELLO PUEDE SER DEBIDO A QUE LA PERCEPCION DE NUESTRA REALIDAD, SIENDO TAN SUBJETIVA, A VECES NO RESULTA TAN REAL. GRACIAS POR ACOMPAÑARME.
ResponderEliminar..y para variar..me quedo boquiabierto...no estoy seguro si es la prosa o la imàgen...o ambos..
ResponderEliminarArmando Navarro. PARA MI ES MUY GRATO SABER QUE MI HUMILDE TRABAJO ES E TU AGRADO. GRACIAS POR ACOMPAÑARME, HERMANO.
ResponderEliminarDicen que artista se nace, no se hace, y sin embargo en este capítulo se aún ambas. Por un lado esa manifestación temprana hacia el dibujo, la creatividad, y una madre que apoya y en consecuencia estimula, imprescindible para que hayas seguido tu impulso, impulso de vida, porque eso es crear, aún cuando debas confrontar con tus demonios internos. Pero también las experiencias forjan al artista, no voy a explayarme sobre la influencia que tuvo la muerte de tu hermano en tu expresión artística porque no soy quién para develar lo que me contaste, y que no me corresponde contarlo, pero bien sabés, cuánto influyó en tu estilo surrealista-erótico. Un capítulo donde el dolor es tan fuerte que ni siquiera pudiste pintar bocas en U... Espero el tercero, casi como si nunca lo hubiera leído...
ResponderEliminarMyriam Jara. SIEMPRE ESTAS. SIEMPRE ERES. GRACIAS.
ResponderEliminarMaestro tu forma de a hablar de la sexualidad en tu narrativa es genial saludos de Thor azgar
ResponderEliminarThor azgar. GRACIAS POR VENIR HERMANO. UN PLACER.
ResponderEliminarExcelsa obra y una prosa que destila tristeza. Ha sido un placer enorme leerte. Y como siempre presentándonos maravillosos trabajos Gracias amigo.
ResponderEliminarMe impresiona como describes la tristeza de perder a perder a un ser amado que se suicida es duro y conmovedor tu relato gracias por compartir amigo
ResponderEliminarEs que esta prosa describe algo que me ocurrió cuando tenía catorce años, y marcó mi existencia en adelante. Gracias por acompañarnos.
EliminarGracias amigo
ResponderEliminarGracias a ti por visitarnos.
EliminarGracias a Usted.
EliminarGracias por compartir su relato, en cierta forma triste!
ResponderEliminarGracias a Usted por su gentil visita.
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